HORA SANTA Y CONFESIONES
EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
Los cristianos estamos llamados a la santidad; para ello hay que vivir en gracia de Dios; pero podemos perder la gracia bautismal por el pecado mortal, que mata la vida sobrenatural del alma y rompe la amistad y la comunión con Dios. El pecado, como explica el Papa Juan Pablo II, es un acto suicida, porque ante todo, el hombre se daña a sí mismo, destruyendo toda obra buena.
El Señor Jesús ha instituido el sacramento de la penitencia, que se llama también y muy adecuadamente «sacramento de la reconciliación» o confesión, para perdonar los pecados cometidos después del bautismo y abrirnos así la puerta a la reconciliación con Dios.
Jesucristo, por ser Dios, tiene poder para perdonar los pecados, y dio este poder a los apóstoles y sus sucesores en el sacerdocio, quienes actúan «en la persona de Cristo»; o sea que, de hecho, es el mismo Jesucristo el que perdona por el misterio del sacerdote.
¿Qué es necesario para hacer una buena confesión?
Para hacer una buena confesión es necesario:
• Examen de conciencia.
• Dolor de los pecados.
• Propósito de enmienda.
• Decir los pecados al confesor.
• Cumplir la penitencia.